Aunque lo evidente no requiere ni de preguntas, ni de explicaciones, porque todo mundo lo entiende; hay un grupo -minoritario por cierto- que aparenta no entenderlo y mucho menos comprenderlo, pues sus intereses creados desde hace mucho tiempo se los impide, como les impide también pensar desde otro ángulo que no sea el del conservadurismo.
Y es que justo cuando estamos a la mitad del sexenio de Andrés Manuel López Obrador, y cuando todos los balances y mediciones que se han hecho y publicado, coinciden en señalar que la 4T muestra avances considerables respecto de los objetivos que inicialmente se planteó, la derecha y sus intelectuales orgánicos se niegan a reconocer esa nueva realidad objetiva, y piensan que quizá tapando el sol con un dedo van a impedir que el presidente de la República mantenga su alto nivel de aceptación (de 70%) entre la gente.
Pero eso, la verdad, es imposible que lo logren, pues Andrés Manuel, con las políticas públicas de gran calado que ha aplicado, ha consolidado, y acrecentado incluso, el número de adeptos, que no son, por cierto sólo los que siempre fueron excluidos y olvidados por los gobiernos prianistas, sino también las clases medias e importantes sectores de inversionistas; hazaña que ha logrado gracias a que desde el inicio se planteó separar el poder político del poder económico, medida con la cual, de fondo, recupera las cualidades de intervención y de regulación que tiene el Estado Mexicano, el mismo que también había sido minado al extremo en esa su atribución exclusiva para ejercer la rectoría sobre toda la sociedad, a lo largo de los últimos 36 años que duró el neoliberalismo.
Y bien, una vez conseguido lo anterior, Amlo pudo orientar la economía hacia un modelo de tipo mixto que, lógicamente, invitando al capital privado para que amplíe y/o profundice sus inversiones -aunque exigiéndole siempre que cumpla con el principio del beneficio social- hizo posible que la Inversión Extranjera Directa creciera de manera significativa, lo mismo que también ha sucedido con la participación del empresariado nacional en distintas obras, lo que significa, dicho sea de paso, que este sector de la IP depositó ya su confianza en el Ejecutivo Federal.
Así pues, si los organismos patronales han elevado su nivel de aceptación al presidente de la República, cuantimás la gente del pueblo que se ha visto beneficiada por los distintos programas de apoyo que están en curso. Y para constatarlo basta con una mínima conversación con los adultos mayores sobre su pensión, ahora aumentada, a partir de este año, a $ 2,850.00 bimensuales (cantidad nada despreciable). Todos, por supuesto, están plenamente agradecidos con este apoyo, pero evalúan positivamente al gobierno de López Obrador no sólo por eso, sino también porque ven que está combatiendo la corrupción, ha vacunado gratuitamente a la gente, no ha endeudado al país y ha subido los salarios, entre otras cosas. Luego entonces, por todo eso su balance es positivo.